Un día un cangrejo le vio y le dijo:
– ¿puedo vivir contigo?
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Etiqueta caracolillo, cuento, Gustavillo, infantil, juvenil, leer, mar
– ¿Por qué si nosotros te entregamos agua dulce y potable, haces tal trabajo, que conviertes nuestras aguas en saladas e imposibles de beber?
El mar, percibiendo que querían echarle la culpa del asunto, dijo:
– Por favor, dejen de darme agua y entonces ya no volverán a salarse sus aguas.
Antes de culpar a otros, fíjate primero si no eres el verdadero culpable.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Tolerancia
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Arrojado un náufrago en la orilla, se durmió de fatiga; mas no tardó en despertarse, y al ver al mar, le recriminó por seducir a los hombres con su apariencia tranquila para luego, una vez que los ha embarcado sobre sus aguas, enfurecerse y hacerles perecer.
Tomó el mar la forma de una mujer y le dijo:
-No es a mí sino a los vientos a quienes debes dirigir tus reproches, amigo mío; porque yo soy tal como me ves ahora y son los vientos los que, lanzándose sobre mí de repente, me encrespan y enfurecen.
Nunca hagamos responsable de una injusticia a su ejecutor cuando actúa por orden de otros, sino a quienes tienen autoridad sobre él.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Responsabilidad
Queriendo mantener su vida solitaria, pero un poco diferente a la ya acostumbrada, salió un cangrejo del mar y se fue a vivir a la playa.
Lo vio una zorra hambrienta, y como no encontraba nada mejor para comer, corrió hacia él y lo capturó.
Entonces el cangrejo, ya listo para ser devorado exclamó:
– ¡Merezco todo esto, porque siendo yo animal del mar, he querido comportarme como si fuera de la tierra!
Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces.
Un pastor que cuidaba su rebaño en las costas, veía al mar muy calmado y suave, y planeaba con hacer un viaje de comercio. Entonces vendió todo su rebaño, lo invirtió en un cargamento de dátiles, y se echó a la mar. Pero vino una fuerte tempestad, y estando en peligro de hundirse la nave, tiro por la borda toda la mercancía, y escasamente escapó con vida en la barca vacía. No mucho tiempo después cuando alguien pasaba y observaba la ordenada calma del mar, él le interrumpía y le decía: -De nuevo está el mar deseando dátiles y por eso luce calmado.
Nunca generalices conclusiones basándote en un solo suceso.