Había una vez, en un pequeño poblado, donde todavía se suele ver casas construidas de piedra, lodo o madera; se llega a observar la extrema pobreza, en la cual viven muchos niños que no tiene la oportunidad de estudiar o de jugar, debido a que tiene que ayudar a sus padres en todo lo que puedan, sin importar su corta edad. Desde el centro del poblado, se puede observar su hermoso parque, en el cual se encuentra un kiosco, rodeado de una diversidad de flores de diferentes colores, aromas y formas. En este pequeño lugar, se suele concentrar cierta parte de la población, niños muy pequeños que apenas se están enseñando a caminar, hasta jóvenes de aproximadamente unos 25 años de edad. Los niños más pequeños van a jugar a las escondideras, correteadas o andar con su bicicleta, dando vueltas y vueltas muchas veces hasta cansarse. Muy pocos de estos suelen ir acompañados por sus papás. Los jóvenes se reúnen a platicar con sus amigos, otros más ocupan esos lugares para ir a beber alcohol o a fumar, sin importarles quienes más vayan a este lugar.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles