Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reír y lo dejó marchar.
Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oír los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.
— Días atrás — le dijo –, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.
Paseaba un león por una playa y vio a un delfín asomar su cabeza fuera del agua. Le propuso entonces una alianza:
— Nos conviene unirnos a ambos, siendo tú el rey de los animales del mar y yo el de los terrestres– le dijo.
Aceptó gustoso el delfín. Y el león, quien desde hacía tiempo se hallaba en guerra contra un loro salvaje, llamó al definí a que le ayudara. Intentó el delfín salir del agua, mas no lo consiguió, por lo que el león lo acusó de traidor.
— ¡No soy yo el culpable ni a quien debes acusar, sino a la Naturaleza — respondió el delfín –, porque ella es quien me hizo acuático y no me permite pasar a la tierra!
Cuando busques alianzas, fíjate que tus aliados estén en verdad capacitados de unirse a tí en lo pactado.
El asno y la zorra, habiéndose unido para su mutua protección, salieron un día de caza.
No anduvieron mucho cuando encontraron un león.
La zorra, segura del inmediato peligro, se acercó al león y le prometió ayudar a capturar al asno si le daba su palabra de no dañarla a ella.
Entonces, afirmándole al asno que no sería maltratado, lo llevó a un profundo foso diciéndole que se guareciera allí.
El león, viendo que ya el asno estaba asegurado, inmediatamente agarró a la zorra, y luego atacó al asno a su antojo.
Nunca traiciones a tu amigo por temor al enemigo, pues al final, tú también saldrás traicionado.
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