– ¡ Has de saber que el murciélago me ocasiona problemas ! – dijo el águila -. ¡Cuando le beneficia dice que es un pájaro y se mezcla con ellos, alegando que como ellos, vuela ! ¡ Pero cuando su interés reside en librarse de mis leyes, dice que es un mamífero y, por lo tanto, una bestía de tu juridicción y vasallo de tu imperio !
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Tolerancia
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No dejaba un león de quejarse ante Prometeo.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Tolerancia
Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía el sonido, pensando que era de algún animal muy importante.
Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano, se le acercó y la aplastó diciendo:
– ¡Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos!
Quien mucho habla, poco es lo que dice.
— No te temo, y además, no eres más fuerte que yo. Si crees lo contrario, demuéstramelo. ¿Que arañas con tus garras y muerdes con tus dientes? ¡Eso también lo hace una mujer defendiéndose de un ladrón! Yo soy más fuerte que tú, y si quieres, ahora mismo te desafío a combate.
Y haciendo sonar su zumbido, cayó el mosquito sobre el león, picándole repetidamente alrededor de la nariz, donde no tiene pelo.
Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios, a la hora en que el sol se ponía en el horizonte. Y viendo su sombra bellamente alargada exclamó:
— ¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo? ¡Con treinta metros de largo, bien fácil me será convertirme en rey de los animales!
Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:
— La presunción es causa de mi desgracia.
Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.
De nuevo se hicieron amigos el ingenuo asno y el león para salir de caza. Llegaron a una cueva donde se refugiaban unas cabras monteses, y el león se quedó a guardar la salida, mientras el asno ingresaba a la cueva coceando y rebuznando, para hacer salir a las cabras.
Una vez terminada la acción, salió el asno de la cueva y le preguntó si no le había parecido excelente su actuación al haber luchado con tanta bravura para expulsar a las cabras.
— ¡Oh sí, soberbia — repuso el león, que hasta yo mismo me hubiera asustado si no supiera de quien se trataba!
Si te alabas a tí mismo, serás simplemente objeto de la burla, sobre todo de los que mejor te conocen.
Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y corrió hacia la foresta.
Y mientras caminaba sin rumbo llegó a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó:
-Por favor te ruego que me ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me tiene sangrando y dolorido.
Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la espina, lavó y curó la herida.El león lo invitó a su cueva donde compartía con él el alimento.
Pero días después, Androcles y el león fueron encontrados por sus buscadores.Llevado Androcles al emperador fue condenado al redondel a luchar contra los leones.
Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y liberó en la foresta al león.
Los buenos actos siempre son recompensados.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Responsabilidad
Estaban un gallo y un asno en un pastizal cuando llegó un hambriento león. Y ya iba el león a tirarse encima del asno, cuando el gallo, cuyo cantar se dice que aterroriza a los leones, gritó fuertemente, haciendo salir corriendo al león tan rápido como pudo.
El asno al ver el impacto que un simple canto del gallo realizaba, se llenó de coraje para atacar al león, y corrió tras de él con ese propósito.
No había recorrido mayor distancia cuando el león se volvió, lo atrapó y lo seccionó en pedazos.
Ten siempre presente que las cualidades de tu prójimo no son necesariamente las tuyas.