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Etiqueta: juvenil

Cuento de Celeste y su jardín de ensueño

El abuelo Tomás, un señor de larga barba blanca y de carácter muy tierno, vivía desde hacía mucho tiempo alejado de la ciudad. Vivía en una casita de madera que el mismo construyó. No era muy grande, pero si muy confortable. Tenía un tejado suavemente inclinado que pintó de color rojo, pequeñas ventanas con graciosas cortinas y una acogedora buhardilla donde instaló un mullido colchón de lana y unas sábanas tan blancas que recordaban la nieve; todo ello dispuesto para la llegada de su única nieta a la que esperaba con ansiedad.

Era la primera vez que los padres de Celeste la dejaban pasar unas pequeñas vacaciones con su abuelo, y ella al igual que él estaban muy, pero que muy nerviosos.

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El milano y la culebra

Raptó un milano a una culebra, elevándose por los aires. La culebra se volvió y le mordió, cayendo ambos desde lo alto a un precipicio, y el milano murió. Dijo entonces la culebra:

– ¡Insensato! ¿Por qué has querido hacer mal a quien no te lo hacía? En justicia has sido castigado por haberme raptado sin razón.

Nunca busques dañar a tu prójimo, no vaya a ser que sin que lo notes, sea más fuerte que tú, y te haga pagar tus injusticias.

Vocabulario

Milano: Pájaro que se alimenta de otros animales mas pequeños.

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El Cirro que sólo sabía soñar
Allá en lo alto, pero bien alto; en el techo del mundo, se encontraba el viento hilando grandes cantidades de nubes, las había de todas formas y tamaños y cada una estaba destinada a hacer una tarea en específico, la niebla debía sobrevolar a ras del suelo para humedecer ligeramente las plantas, los cúmulos, que son nubes más esponjosas y blancas viajaban por todo el mundo, acompañando a los aviones, adornando las cimas de las montañas, luego seguían los cúmulonimbos, que eran muy vanidosas porque podían crear rayos y truenos que cimbraban la tierra y también proveían de lluvia el mundo entero manteniendo así la vida.
Sin embargo, el viento ya llevaba tantas horas sentado hila que hila que comenzó a quedarse dormido y así nació un trocito; bueno , mejor dicho un jirón de nube que al despertar notó que no era como todas las demás nubes, ella no podía humedecer las plantas y era tan pero tan ligerita que comenzaba a volar alto y más alto que cualquier cima de montaña.

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Cuento de Udayán

(Dedicado a la memoria de mi madre, mi eterno ángel guardián)

Lejos de aquí y lejos de allá; justo a la mitad, en el ombligo del mundo, fueron a parar una docena de piratas que llevaban muchas semanas  a la  deriva; arribaron a una enorme isla donde encontraron refugio del océano y se dejaron caer en las suaves arenas para descansar; no habían pasado ni un par de horas cuando numerosos ruidos sacaron de su sueño a los piratas; a la orilla de la playa, dos enormes tiburones de piel plateada emergían a toda velocidad devorando todo cuanto estuviera a su paso, pero lo que buscaban con más empeño eran los nidos donde descansaban cientos de huevos de tortugas. Aquella batalla era injusta, ni siquiera las tortugas adultas se podían defender ante los letales colmillos de sus enemigos, en pocos minutos la playa quedó en silencio, como si nada hubiera ocurrido; a lo lejos sólo se distinguían unas cuantas sombras tiradas en la arena, eran tortugas heridas que habían peleado con fuerza en su afán de defender sus preciados bebés, atónitos, los piratas que aún asustados se encontraban en la playa, se acercaron a las tortugas, las ayudaron,  y con lo poco que tenían las curaron; entre aquellas valientes había una que era enorme, de caparazón azulado y piel gris verdosa y agrietada, se podía ver que no era su primer batalla y al mirarla a los ojos se podía ver que el paso del tiempo se los había hecho sabios y profundos, como los inmensos abismos que siembran el fondo de los océanos.

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Bill, el lagarto

Ahora te voy a contar las aventuras de Alicia en la casa del Conejo Blanco.

Recuerdas que al Conejo Blanco se le cayeron los guantes y el abanico del susto que se llevó al oír la voz de Alicia que parecía venir del cielo. Bueno, comprenderás que no podía presentarse a visitar a la Duquesa sin guantes y sin abanico; de manera que al cabo de un rato volvió para buscarlos.

Para entonces ya se habían marchado el Dodo y las demás criaturas extrañas, y Alicia estaba deambulando solita por allí.

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Bhuhb y las flores
Un día, Bhuhb -que es un gnomo muy elegante-, buscaba flores para adornar su casa, pero Bhuhb es amigo de las flores del bosque y no las arranca si no que les pide que se vayan con él.

La señora Margarita le dijo que no podía ir a la casa de Bhuhb porque estaba cuidando a la señora Rosa que estaba enferma.
Bhuhb, que era un gnomo muy inteligente, revisó a la señora Rosa y se dio cuenta de que lo que le faltaba era agua.

Entonces le ofreció llevarla a su casa para darle un poquitito de té. Así fue que desde entonces todos los martes a las cinco, Bhuhb, la señora Margarita y la señora Rosa toman el té.

Las Aventuras de Bhuhb. Textos de Federico Joselevich e ilustraciones de Paola Stefani. Textos © 1998-2007 by Federico Joselevich. Ilustraciones © by Paola Stefani.

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Bhuhb y el caballo loco
Un día, el gnomo Bhuhb fue a la granja. A Bhuhb le encantan los animales. En la granja había patos, chanchos, vacas, gallinas y caballos. Bhuhb le pidió permiso a la vaca Aurora para poder entrar.
–Entrá, pero tené cuidado con el caballo loco –le contestó la vaca Aurora.
-¿Dónde está el caballo loco? –preguntó Bhuhb, que era un gnomo experto en psicología.
–Está en aquel establo –le contestó la vaca mientras se iba a jugar a las cartas con el chancho Juancho.

Bhuhb entró en el establo. se acercó al caballo y le dijo:

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Bhuhb y el anillo mágico
Todos los sabios saben que en el mundo hay muchos anillos mágicos. Algunos sirven para unas cosas, como el que se usa para hacer crecer a las flores y otros sirven para otros como el de Ktlytk que es un anillo de chocolate que nunca se acaba. Bhuhb tiene un anillo mágico.
Pero el anillo de Bhuhb es muy especial. ¿Sabés que tiene adentro? El anillo de Bhuhb tiene adentro a todos los arcoiris del mundo. Y este es el trabajo de este gnomo tan simpático: cuando ve que hay lluvia, mira a su anillo y lo abre. Entonces, invita a todos los arcoiris a salir a pasear. Pero los arcoiris son invisibles si no hay sol. Por eso es que hay que estarse atento cuando llueve y hay sol, porque ahí es cuando uno puede llegar a ver a un arcoiris.

Las Aventuras de Bhuhb. Textos de Federico Joselevich e ilustraciones de Paola Stefani. Textos © 1998-2007 by Federico Joselevich. Ilustraciones © by Paola Stefani.

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Bhuhb en la montaña

En la montaña vive Balarad, el Oso Montañés, que duerme todo el invierno, y cuando se despierta tiene muy buen humor, pero está tan dormido, que se tropieza con los árboles, pero con los árboles grandes que se pueden defender, no contra los chiquitos que se quebrarían.
Balarad, es un oso muy divertido, rojo como el otoño, y con unos dientotes muy grandes que los chicos usan para medir si está bien de largo el soporte de los barriletes.
A Balarad le encantan los barriletes y es campeón de remontada de barriletes.

Una vez levantó uno que se enganchó en una estrella y tuvieron que cortar la soga. Con lo que tuvimos la primera estrella con barrilete. Luego se puso de moda y todas las estrellas bajaban a tratar de agarrar un barrilete. Balarad fabrica sus propios barriletes. Los hace de papel hojas secas de árbol y de ramitas que se cayeron. Las sogas se las manda a pedir especialmente, porque son sogas de seda de gusano de seda, por lo que remontar uno de los barriletes de Balarad es una cosa muy agradable para las manos.
Lhahl siempre quiere quedarse con una de las sogas para atarse el pelo, pero nunca se las pide porque es muy tímida.

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