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Etiqueta: infantil

Historia del ratón de campo

Coky, era un ratoncito, que vivía feliz en el campo, correteando por los prados y respirando aire puro. Cuando tenía hambre, se acercaba a la casa de Adelina, una señora muy simpática, a la que le gustaba mucho hacer queso, el plato favorito de Coky.

Adelina tenía un gato, para que cuidara que ningún ratón entrará en la casa, pero era tan perezoso y dormilón, que aunque veía al ratoncito, no se molestaba en levantarse para cogerlo, así que Coky, comía tranquilamente, sin prisas y después salía al campo a dormir la siesta, ¡no le faltaba de nada!.

Un día recibió un mensaje de un primo suyo que vivía en la ciudad, Craci, que así se llamaba, le invitaba a pasar unos días con él, le decía que la ciudad era estupenda  que le iba a gustar mucho y que lo pasarían muy bien. Coky se alegro mucho, pues hacía mucho tiempo que no veía a su primo, así que ese mismo día se puso en camino.

Cuando llego a la ciudad, el ruido de los coches le asusto mucho, menos mal que allí esta Craci esperándole, al verse se abrazaron con mucho cariño.

» ¡Primo, que alegría estés aquí, lo vamos a pasar de miedo!» dijo Craci.

Coky seguía asustado, un coche estuvo a punto de atropellarlos, tuvieron que apartarse de un salto, ¡había tanta gente y tanto ruido!. Coky empezaba a  arrepentirse de haber venido, » con lo tranquilo que estaba yo», pensaba Coky.

» Sígueme primo y no tengas miedo», dijo Craci

Por fin llegaron donde Craci vivía, el sótano de un gran hotel.

» Bueno Coky, ahora vamos a comer»

Subieron deprisa, por una hermosa escalera y llegaron a la cocina, allí había de todo, Coky no sabía por donde empezar, «como vive mi primo» pensó. Cundo se disponía a darse un buen banquete, apareció una señora muy gorda y con cara de pocos amigos dando palos, » ¡malditos ratones, como os coja…!, gritaba la señora.

» Corre, corre que cono nos coja…», dijo Craci

Y corriendo se volvieron al sótano. Coky no podía más, cansado y hambriento, le dijo a Craci: » Querido primo, te agradezco tu invitación, pero esto no es para mi, me vuelvo al campo».

» Pero si esto es muy emocionante, ¿no te gusta la aventura?», dijo Craci

» Lo siento primo, pero yo me voy», contesto Coky

» Esta bien, peso si cambias de opinión ya sabes donde estoy» le dijo Craci.

Los dos se abrazaron y Coky emprendió el camino de vuelta. Desde lejos el aroma de queso recién hecho, hizo que se le saltarán las lagrimas, pero eran lagrimas de alegría ¡ya estaba en casa!. Estaba tan contento que se puso a dar volteretas por el prado que estaba lleno de margaritas, todo estaba tan bonito y se respiraba un aire tan limpio y puro.

Coky pensó: » que paz y tranquilidad, decididamente este es mi sitio» y se puso a gritar:    ¡SOY UN RATÓN DE CAMPO!.

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Historia de Carlos y Luis

En una gran mansión, rodeada de un inmenso y hermoso jardín, vivía Carlos, un niño de 4 años.

Sus padres se pasaban el día viajando y cuando regresaban a casa, le traían a Carlos un montón de regalos.

En el mismo lugar, en una casita en el jardín vivía Luis con su familia. Su papá era jardinero y no tenían mucho dinero, con lo cual, Luis no contaba con la cantidad de juguetes que tenía Carlos. Sin embargo, la familia de Luis, le echaba mucha imaginación y construían juguetes con todo aquello que encontraban, cajas, plásticos…

Además con los juguetes que fabricaban se inventaban historias muy divertidas y tanto Luis como sus papas se lo pasaban muy bien.

Carlos, por el contrario, se aburría mucho, tenía muchos juguetes, sí, pero además de que sus juguetes lo hacían todo ellos, no tenía a nadie con quien compartirlos.

Como se aburría se ponía a mirar por al ventana. Uno de esos días en los que estaba triste y aburrido mirando por la ventana, vio a Luis jugando. Lo pensó un rato y se decidió a bajar al jardín.

Luis le vio y enseguida le pregunto:    «¿Quieres jugar? »

Carlos encantado dijo rápidamente: » ¡ Claro que sí!.»

Aquel día fue estupendo, se lo pasaron jugando y riendo sin parar. Para Carlos, los juguetes de Luis eran estupendos.

Desde aquel día Carlos y Luis son muy amigos.

Los papas de Carlos cuando vieron lo que pasaba se dieron cuenta que el dinero no puede comprar todo y que muchas veces las cosas sencillas son las que más felices nos hacen.

FIN

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Historia del cumpleaños

Eran las 9:00 de la noche y el papá de Raúl, decidió que ya era tarde y que había que irse a dormir.
Raúl, era un chico muy bueno, y sin decir nada, marchó a su habitación; al poco rato su padre fue a arroparle y se dieron un beso.
La luz de la habitación se apagó, pero Raúl no lograba dormirse
¡Al día siguiente iba a ser su cumpleaños!
Pasaron las horas y al final muerto de cansancio, se durmió y comenzó a soñar…
«Ya se había hecho de día, abrió los ojos y vio que a su lado, estaba Maria, su amiguita del colegio. los ojos de Raúl se iluminaron, se cogieron de la mano y fueron para la cocina, después de desayunar, se vistieron y salieron a la calle, hacía un día precioso y estuvieron todo el día riendo y jugando …»
De pronto sonó el despertador, ya había amanecido y esta vez de verdad, pensó Raúl. Pero lo mejor de todo es que cuando se dio la vuelta su amiguita Maria estaba allí, igual que en el sueño se dijo Raúl a si mismo. Lo que pasaba es que esto ya no era un sueño era la realidad.

ASÍ QUE YA LO SABÉIS AMIGUITOS, A VECES LOS SUEÑOS SE HACEN REALIDAD.
Fin

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Historia de las pastas de Té

A las afueras del pueblo, un poco apartada del camino, había una choza muy destartalada, donde habitaba Teresa, una anciana un poco rara, de pelo banco y largo muy enmarañado, vestida de negro y que siempre estaba refunfuñando.

Vivía rodeada de gatos y siempre solitaria. No hablaba con nadie, la gente solo la veía cuando bajaba a la tienda del pueblo a comprar. Compraba siempre mucha harina y azúcar y todos se preguntaban que es lo que haría con ella.

Así que, por su forma de ser y comportarse todos empezaron a decir que era una bruja. Los chicos del pueblo cuando la veían gritaban: » ¡ Hay viene la bruja Teruja, la bruja Teruja!».

Pablo y Juan eran amigos y siempre estaban pensando como descubrir, que hacía Teresa y aunque tenían algo de miedo, un día se decidieron y con mucho cuidado llegaron hasta la choza de la anciana, de la choza salía mucho humo, pero olía muy bien. Pablo se subió en los hombros de Juan, para mirar por la ventana. La anciana estaba inclinada sobre el fuego y tenía las manos blancas, al oír un ruido, miro hacía la ventana y vio a los chicos, estos al ver que los habían descubierto echaron a correr.

En la carrera Pablo tropezó y cayo, Juan intento ayudarle para que se levantara pero no pudo, con lo que decidió que lo mejor sería correr hasta el pueblo y pedir ayuda, así que Juan se fue corriendo y Pablo quedo allí tirado en el suelo, gritando de dolor.

La anciana salió a la calle, fue hasta donde estaba el chico ( que estaba temblando de miedo) y le dijo: » No tengas miedo, no soy bruja, aunque vosotros me lo llaméis».

Con mucho cuidado la anciana le vendo el pie y con su ayuda le llevo hasta la choza. Al entrar en la choza Pablo se sorprendió mucho, lo que vio no era lo que esperaba, en la choza no había ni pócimas, ni lechuzas, ni bichos raros como él pensaba, lo que Pablo encontró fueron galletas, muchas galletas que olían de maravilla.

» Toma come, seguro que te gustan», dijo la anciana.

Y claro que le gustaban, si no llega a ser porque aparecieron sus padres (que al enterarse de lo sucedido fueron corriendo a buscarle) acaba con todas.

El chico se sentía muy avergonzado por como habían tratado a la anciana, le pidió perdón y prometió que nunca más la insultarían.

Los padres de Pablo, también probaron las galletas y les gustaron mucho. Animaron a la anciana a que bajará al pueblo a vivir para que no estuviera tan sola.

La anciana accedió y siguió haciendo pastas que se hicieron famosas, llegaban de todos los lugares para comprar las » PASTAS DE TÉ» que así las llaman desde entonces.
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Historia del tendero chiflado

Hola Antolín

¿Cómo tu por aquí?

Si quieres ser feliz

cómprame este monopatín

( Antolín se hace el despistado y se pasa al otro lado)

No te vayas por favor

que estar aquí solo

me da pavor

Ya nadie viene a mi tienda

todos van donde Doña Imelda

una señora muy estirada

que te da de todo por nada

Yo quiera ser rico

yo quiero ser famoso

yo quiero ser grande

como un oso

( A Antolín le da pena y decide ir a la tienda)

No este triste, señor tendero

le regalo mi monedero

con el dinero que hay dentro

le compro el puesto

( El tendero se pone muy feliz y le da un beso en la nariz)

Antolín que bueno eres

me gustaría ser tu amigo

si tu quieres

Antolín y el tendero

se han hecho muy amigos

y se pasan juntos

el día entero.

Fin

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Historia del taburete mágico

Habían comenzado las vacaciones y Carlos y Clara estaban terminado de hacer su maleta para irse a casa del abuelo.

Ellos no querían ir, porque pensaban que se iban a aburrir mucho allí solos, sin sus amigos, sin embargo sus papas les decían que seguro que iban a ser unas vacaciones estupendas.

Llegaron a casa del Abuelo y este les recibió con un fuerte abrazo y una gran sonrisa, dejaron la maleta en su habitación y salieron a dar una vuelta.

Por la calle se encontraban con muchos niños pero ninguno jugaba con ellos, con lo cual, decidieron volver a casa.

Cuando llegaron estaban muy tristes y aburridos, el Abuelo que les vio pensó que tenía que hacer algo para que se lo pasarán bien y entonces se acordó del viejo taburete que estaba escondido en el desván.

El Abuelo cogió de la mano a Carlos y Carla y los tres subieron al viejo desván.

A Carlos y Carla aquel sitio les daba un poco de miedo pero, como estaba allí el Abuelo pronto se les paso.

El Abuelo les enseño el Taburete y les invito a que se sentaran. Carlos y Carla se sentaron y sorpresa ! el Taburete era Mágico.

Cada vez que te sentaban en él, el Taburete te hacía viajar a un lugar distinto, lugares todos ellos mágicos y divertidos donde conocías a mucha gente.

Como os podéis imaginar Carlos, Carla y el Taburete Mágico hicieron que aquel verano fuera inolvidable.

Algún día os contaran las aventuras que corrieron y los lugares mágicos que vieron.

Fin

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Historia del taburete mágico y el país de los caramelos

Carlos y Carla pasaban el fin de semana en casa del abuelo. Y eso ya sabéis lo que significa, nuevas aventuras con el taburete mágico!

Al llegar a la casa, como siempre, lo primero que hicieron fue saludar al abuelo, después y a toda prisa subieron a ver el taburete.

Se sentaron encima de él y sorpresa! Aparecieron en un país fantástico, todo era de caramelo, las casas, los coches, los animales…

Carlos y Carla no podían creérselo, miles y miles de golosinas dispuestas a ser comidas. No sabían que comer, porque todo parecía tan rico…! De pronto vieron que el tejado de una casa estaba cubierto con un riquísimo chocolate. Sin pensárselo dos veces, se acercaron y comenzaron a comer.

Solo habían dado un mordisco, cuando el dueño de la casa ( que también era de chocolate) salió a pedirles, por favor, que no se comieran su casa, porque si lo hacían, él no tendría donde vivir.

A Carlos y a Carla aunque les apetecía mucho comérselo, sabían que el señor tenía razón.

El señor de la casa que se llamaba Chocolatín, viendo que eran unos buenos chicos les invito a entrar a su casa, y les ofreció todo tipo de dulces y golosinas. Chocolatín, Carlos y Carla se hicieron muy amigos.

Entonces Chocolatín, les contó que su país corría peligro porque había un malvado que se llamaba Tragón que se dedicaba a comer todo lo que tenía a su alcance. Carlos y Carla, viendo que el país de su amigo corría peligro, decidieron pensar un plan, para deshacerse de Tragón.

Con ayuda de Chocolatín y de sus vecinos crearon la chocolatina más bonita y más sabrosa del mundo, una chocolatina que solo con verla, tenías ganas de comerla. Sin embargo, la chocolatina tenía trampa, pues, por dentro tenía madera, con lo cual no podía comerse.

Chocolatín, Carlos y Carla, pusieron la chocolatina en medio de una plaza para que se pudiera ver bien y se escondieron a esperar. Al cabo de unos minutos apareció Tragón y claro nada más verla, se fue corriendo hacía ella. Pero cual fue su sorpresa, la chocolatina estaba muy dura y del fuerte mordisco que había dado se le habían caído todos los dientes.

Tragón se fue corriendo y diciendo que no volvería más a comer chocolatinas.

Gracias a la ayuda de Carlos y Carla el país de Chocolatín se había salvado.

FIN

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Cuento del Sol

Un nuevo día, había llegado, y nuestro amigo el Sol ya estaba listo para salir.

Desde bien temprano, ya estaba preparándose para que el día fuera » Un Gran Día «.

Sin darse cuenta llegó su hora y el cielo se vistió de luz y color.

Nuestro amigo el sol estaba muy contento, pues ninguna de esas nubes traviesas habían venido a tapar su resplandor hoy.

Desde el cielo, veía a los niños jugar y reír en el parque, la playa… y se sentía feliz porque sabía que en parte era gracias a él.

Observando a un grupo de niños, escuchó como contaban lo que iban a hacer cuando se hiciera de noche, el Sol escuchó muy atento como uno de esos niños decía: » Que ganas tengo de que se haga hoy de noche, porque son las fiestas de mi pueblo y esta noche van a celebrarlo, llenando el cielo de brillante cohetes, cohetes que son como estrellas…»

El Sol se puso muy triste y no quiso seguir escuchando. El también tenía ganas de ver esos cohetes, pero sabia que no podía ser.

Llegó la noche y el Sol se escondió. Esa noche estuvo muy triste pensando en lo bien que se lo estaría pasando todos viendo esos bonitos cohetes.

Tan triste estaba que estuvo varios días sin salir, se pasaba todo el día escondido.

Un día cansado de esa soledad decidió salir y se dio cuenta de que todos al verle estaban muy contentos y se notaba que le habían echado mucho de menos.

Entonces se sintió muy feliz y se dio cuenta de que, aunque no siempre podemos hacer lo que nos gusta debemos sentirnos felices de lo que somos e intentar que todos los demás también lo sean.

Fin

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Historia de un día de excursión

Existe en Cantabria, un hermoso bosque llamado, » El Bosque de Ucieda», lleno de árboles por donde pasa un hermoso y cristalino río, donde el sol brilla con gran fuerza, haciendo que sus rayos se filtren entre los árboles dando al lugar un aspecto mágico.

Una tarde de verano, dos amigas, Marta y María, paseaban alegremente por este bosque, de pronto Marta sintió algo y le dijo a María, » ¿ No sientes como si alguien te estuviera mirando?.

María que era muy miedosa, dando un pequeño salto dijo ¿quién?

Entonces Marta, le dijo: » Pues los duendes del bosque, quien si no! No has oído nunca hablar de eso, veras, te contaré:

» Mi abuelo me ha contado muchas veces que aquí en Cantabria existen muchas leyendas sobre la existencias de duendes y otras criaturas mágicas del bosque. Algunos de ellos son malos, otros son solo traviesos, pero la mayoría son buenos. Te nombraré a alguno de ellos. El TRENTI, que está formado de hojas, musgo y raíces, duerme debajo de los árboles y es muy bromista, le gusta mucho esconderse y tirar de la falda a las chicas, luego escapa, riéndose y dando volteretas. El TENTIRUJO, por ejemplo, es un enano vestido de rojo, con una boina, a quien una hechicera transporta por los aires y lleva donde hay niñas buenas y obedientes, para que este diablejo les de a comer una planta embrujada y se vuelvan desobedientes. También esta el TRASGU, un duende que baja por la chimenea de las casas y esconde las cosas, para que nadie las encuentre, es muy travieso pero no es malo. A ver que piense, también están los VENTOLINES, el TRASTOLILLO, y algunos más. Bueno se me olvidaba, también esta el OJANCANO, este es muy malo, es un gigante, con un solo ojo y barbas y melenas rojas y largas, destroza todo lo que encuentra a su paso y no teme a nadie a excepción de las ANJANAS, porque sabe que si ellas le arrancasen un pelo de sus barbotas moriría sin remedio, es que las ANAJANAS, son las hadas buenas de Cantabria, son pequeñas y graciosas, con un manto de estrellas. Tienen una varita de flores, que brilla cada día con una luz distinta, sale de las fuentes y manantiales, bendice las aguas, los árboles y el ganado, ayuda a los pobres a los que sufren y a los que se extravían por el bosque. Bueno que te parece.»

María estaba entusiasmada, aunque con un poco de miedo, pues tenía la sensación de que alguien le había tirado de la falda, ¿ estaría por allí el TRENTI ?

Tan entusiasmadas estaban las dos con las historias de Marta, que no se habían dado cuenta que ya se había echo de noche y que de tanto andar por el bosque se habían alejado mucho del pueblo. Sin pensárselo dos veces, decidieron que lo mejor era volver a casa, pero se encontraron con un problema, frente a ellas había dos caminos y ninguna de las dos se acordaba de cual era el camino para llegar al pueblo.

María empezó a ponerse muy nerviosa, Marta le tranquilizó y dijo: » Vamos a beber un poco de agua al manantial y allí pensamos que hacer»

Al acercarse al manantial, de pronto una luz brillante lo inundo todo, Marta y María estaban paralizadas no sabían de donde venía esa luz, poco a poco la luz fue iluminando uno de los caminos. Las dos niñas se miraron y comenzaron a caminar por el camino iluminado, poco antes de llegar al pueblo, la luz desapareció.

Entonces Marta y María comprendieron que habían tenido mucha suerte, porque se habían encontrado con una ANJANA que les había protegido y les había guiado hasta casa.

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Historia del Caballero Rojo

Hace muchos años, en un país lejano, vivía un princesa muy guapa, llamada Zulema. La fama de su hermosura, se extendió por todos los reinos vecinos, desde donde empezaron a llegar príncipes y caballeros, que querían hacerle su esposa, pero ella las rechazaba a todos.

Un día su padre, el Rey, al ver que su hija no se decidía por ningún príncipe le dijo: » Zulema, hija mía, organizaré un torneo y el vencedor será tu esposo»

La princesa al oír esto se puso muy  triste, pues quería a Omar, un apuesto joven que trabajaba en el palacio, el cual también estaba enamorado de la princesa, pero como era pobre no podía aspirar a casarse con ella.

El día del torneo se acercaba. Omar y la princesa no sabían que hacer. Un día Omar le dijo a la princesa: » He tenido un idea, lucharé en el torneo y se venció, tu padre no tendrá mas remedio que concederme tu mano, ¿qué te parece?.»

La princesa al oír esto, vio un rayo de esperanza, Omar era alto y fuerte y sabía luchar, tenía muchas posibilidades de ganar. La princesa le dijo abrazándole: Me parece una idea estupenda, pero ¿cómo te reconoceré?.

«Lo sabrás iré distinto a todos» dijo Omar

Y llego el gran día, todo el pueblo estaba allí, los participantes llegaron en sus preciosos caballos engalanados y sus armaduras relucientes, plata unos y negros otros. Cuando ya el rey iba a dar la orden, para empezar, apareció un jinete vestido con una armadura rojo brillante, pidió al Rey permiso para luchar, este se le concedió y el torneo comenzó.

Los caballeros luchaban y se iban eliminando, solo quedaban ya dos, uno de armadura negra y el caballero de rojo, los dos eran muy buenos no se sabía quien iba a ganar. El corazón de la princesa latía apresuradamente, Omar no podía ser otro que el caballero de rojo.

De pronto un golpe del rojo, dio de lleno al de negro, que cayó de un golpe al suelo.

Todo el pueblo se puso en pie gritando: «¡Vencedor, vencedor!»

La princesa estuvo apunto de desmayarse cuando el caballero inclinándose ante el Rey y su familia, descubrió su rostro, ¡era Omar!. El monarca no se lo podía creer » ¡Tú! » le dijo.

Omar le contesto: » Señor, os pido perdón por mi atrevimiento, pero amo a vuestra hija».

«¿Y tu hija mía ?», pregunto el Rey

«Yo también padre», dijo la princesa.

El rey, miró a los jóvenes y vio que realmente se querían mucho y como conocía a Omar y sabía que era un buen muchacho, dio su consentimiento para que se casaron.

La boda se celebró por todo lo alto, las fiestas duraron meses. Zulema y Omar fueron muy felices y años más tarde, cuando el Rey se retiro, ellos se convirtieron en los Reyes de aquel lejano país, donde gobernaron con bondad, sabiduría y acierto, por lo que fueron siempre muy queridos.

FIN

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