Las tres brujitas malas reian y reian al ver a los niños peleandose y echandose la culpa los unos a los otros por aquel lapiz perdido, por aquel libro roto, o por que le habian pegado con la pelota por
la espalda.
Pero eran ellas, no eran los niños los que cometian tales travesuras.
Más adentro del bosque, las ramas de los árboles parecen brazos y las raíces parecen piernas de unos gigantes.
En lo más profundo de este bosque hay un árbol particularmente extraño pues tiene dos nudos que parecen ojos, una pequeña ramita cortada que parece una nariz y un agujero profundo que parece una boca.
Este agujero no es muy grande y aunque cabe la mano de un niño, de ninguna manera cabe la mano de un hombre fornido.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos infantiles de Halloween
– Colibrí, colibrí ¿qué haces tan solito ahí? Ven comigo y te covertiré en nube y verás que bonito es el mundo recorrer.
– Pero mi madre me espera en casa y yo quiero al lado suyo el mundo ver, dime nube viajera ¿acaso me puedes prometer que siendo yo una nube mi madre será montaña y en su nevada punta descansaré?
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Había caído del cielo cierto día, sin darse cuenta, quedando convertida en un alma que inundaba de dicha y color cada lugar que sus pies tocaban.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Enfundado entre bosques y envuelto en el misterioso halo de leyendas sobre duendes, hadas y otros habitantes de la oscuridad, hallábase el Gran Reino de Tharon, fortaleza que anidaba en su seno, además de un acogedor pueblo, y a un rey, a una reina y a su preciosa hija, la princesa Yalisa. Los habitantes de este reino eran gentes pacíficas y humildes que profesaban un gran amor por sus reyes y éstos compartían su afecto por tan admirada gente.
Así transcurrieron años felices de buena cosecha y sin guerras en esta preciosa villa. Pero un día en un castillo vecino llamado Crew unos malvados asaltaron por sorpresa el castillo y mataron a los reyes y al príncipe heredero, cuyo cuerpo no volvió a aparecer. Los habitantes de aquel pueblo fueron esclavizados. La gente de Tharon estaba atemorizada pensando que esos malvados podrían llegar a su aldea, pero pasaron los meses con total tranquilidad y la gente se fue olvidando de este trágico suceso, aunque corrían por las calles un montón de leyendas sobre el príncipe desaparecido, el cual se hallaba embrujado en el bosque, según se decía.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Hubo una vez un lindo ruiseñor que hacía su nido en la copa de un gran roble. Todos los días el bosque despertaba con sus maravillosos trinos.
La vida volvía a nacer entre sus ramas. Las hojas crecían y crecían. También lo hacían los polluelos del pequeño pajarito.
Su nido estaba hecho de ramitas y hojas secas.
Algunas ardillas curiosas se acercaban para ver como los polluelos picoteaban el cascarón hasta dejar un hueco en el que poder estirar su cuello. Empujaban con fuerza y lograban salir hacia fuera.
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Había una vez una familia que decidió pasar unos días en un rancho cerca del río. Cuando llegaron a ese lugar se encontraron con un perro de un solo ojo y con una lechuza que las que los miraba fijamente y les daba miedo.
Cuando abrieron la puerta todo parecía normal, pero poco a poco se dieron cuenta de que ocurrían cosas raras. Cuando la mama pensó en limpiar, la escoba empezó a barrer sola. Cuando el papa cortaba el césped, este crecía rápidamente donde él cortaba. El más pequeño dijo: ¡mama la pelota me busca para jugar!
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– Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy
– Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te esta esperando y que te cuidara.
– Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y Sonreír, eso basta para ser feliz.
– Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz.
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Unos patitos nadaban en el estanque igual que una bandada de canarios amarillos, y su madre, completamente blanca con patas rojas, esforzábase por enseñarles a meter la cabeza en el agua.
-No podéis presentaros jamás a la buena sociedad si no aprendéis a meter la cabeza- les decía.
– Durante un año,- dijo el rey, -no saldrán del palacio ni podrán volverse gentes mas que al anochecer.
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