Había una vez un padre que tenía dos hijos, el mayor de los dos era listo y prudente, y podía hacer cualquier cosa. (más…)
– Que venga mi fiel Juan.
Era éste su criado favorito, y le llamaban así porque durante toda su vida había sido fiel a su señor. Cuando estuvo al pie de la cama, díjole el Rey:
– ¿Por qué fatigarse partiendo leña? Yo te haré rico sólo con que me prometas lo que está detrás del molino.
«¿Qué otra cosa puede ser sino el manzano?», pensó el molinero, y aceptó la condición del desconocido. Éste le respondió con una risa burlona:
Un granjero tenía un Caballo leal que se había hecho viejo y ya no podía trabajar. Así que su dueño no le dio más de comer y le dijo:
– Ya no te puedo utilizar más, pero todavía te quiero, si pruebas ser lo bastante fuerte como para traerme un León, te cuidaré. Pero ahora vete de mi establo. –
Y así lo hecho a campo abierto. EL Caballo estaba triste, y fue al bosque para conseguir un poco de refugio contra las inclemencias del tiempo. Entonces el Zorro se encontró con él y le dijo:
– ¿Por qué estás tan cabizbajo y sólo? –
-¡Como quisiera tener una hija que tuviera la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano!
Los aldeanos lo iban a visitar muy seguido ya que en ocasiones iban a cortar los frutos que estos árboles daban, algunos de los que cortaban estos frutos ere para irlos a vender al mercado y ganar algo de dinero para poder mantener a su familia, otros los cortaban para consumirlos ellos mismos.
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