Disputaban entre sí el abeto y el espino. Se jactaba el abeto diciendo:
-Soy hermoso, esbelto y alto, y sirvo para construir las naves y los techos de los templos. ¿Cómo tienes la osadía de compararte a mí?
-¡Si recordaras-replicó el espino- las hachas y las sierras que te cortan, preferirías la suerte del espino!
Busca siempre la buena reputación pues es una gran honra, pero sin jactarte por ello, y también cuídate de los que quieren aprovecharse de ella para su propio provecho.
La granada y el manzano disputaban sobre quién de ellos era el máximo.
Cuando la discusión estaba en lo más ardiente, un espino, desde su vecindad alzó su voz diciendo severamente:
– Por favor, mis amigos, en mi presencia, al menos déjense de esas vanas discusiones.
Quien tiene el poder de castigar, termina siendo el máximo.
Vocabulario:
Espino: arbusto rosáceo de flores blancas.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Responsabilidad
Se asociaron una gaviota, un murciélago y un espino para dedicarse juntos al comercio. El murciélago buscó dinero, el espino unas telas, y la gaviota, una cantidad de cobre. Hecho lo cual aparejaron un barco. Pero surgió una tremenda borrasca hundiéndose la barca y perdiéndose la carga; sólo salvaron sus vidas.
Por eso desde entonces la gaviota revolotea siempre al acecho en las orillas para ver si el mar arroja en alguna playa su cobre; el murciélago, huyendo de sus acreedores, sólo sale de noche para alimentarse; y el espino, en fin, apresa la ropa de los viajeros tratando de reconocer sus telas.
Siempre volvemos a lo que es de nuestro verdadero interés.
Vocabulario:
Espino: arbusto rosáceo de flores blancas. Acecho: cuidado, vigilancia. Acreedores: aquel a quien se debe dinero u otra cosa.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre el Esfuerzo
Una zorra saltaba sobre unos montículos, y estuvo de pronto a punto de caerse. Y para evitar la caída, se agarró a un espino, pero sus púas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le producían, le dijo al espino:
– ¡Acudí a ti por tu ayuda, y más bien me has herido!
A lo que respondió el espino:
– ¡Tu tienes la culpa, amiga, por agarrarte a mí, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a todo el mundo, y tú no eres la excepción!
Nunca pidas ayuda al que acostumbra a hacer el daño.
Vocabulario:
Espino: arbusto rosáceo de flores blancas.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Cooperación