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Nov.2008
– Socorro, socorro – grita huyendo un pobre Diez.
– ¿Qué hay?¿Qué te pasa?
– Pero es que no lo veis? Me persigue una Resta. Si me alcanza estoy perdido.
– Anda, perdido …
Dicho y hecho: la Resta ha atrapado al Diez y le salta encima repartiendo estocadas con su afiladísima espada. El pobre Diez pierde un dedo, y luego otro. Afortunadamente para él pasa un coche extranjero así de largo; la Resta se vuelve un momento para ver si conviene acortarlo y el buen Diez puede tomas las de Villadiego, desapareciendo por un portal. Pero ahora ya no es un Diez: sólo es un Ocho, y además le sangra la nariz.
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Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles