Un ateniense endeudado, apremiado por su acreedor para que le pagara su deuda, le pidió a éste que le concediera un corto plazo con el pretexto de que se hallaba en apuro; mas no logrando convencerle, trajo la única marrana que poseía, disponiéndose a venderla en presencia de su acreedor.
Llegó un comprador preguntando si la marrana era fecunda.
– Tan fecunda es – respondió el deudor- que hasta es extraordinaria: en las mañanas pare hembras y en las tardes pare machos.
Asombrado el comprador por lo que oyó, el deudor le exclamó:
-¡No te asombres tanto aún, porque esta marrana, además, te dará cabritos en las noches!
La desesperación es causa de grandes mentiras.
Vocabulario:
Ateniense: Persona que nació en Atenas. Premiado: Necesitado. Acreedor: Persona a la que se le debe un dinero.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Honestidad