La zorra salió un día de su casa para buscar qué comer. Era mediodía y no se había desayunado. Al pasar por el bosque vio al cuervo, que estaba parado en la rama de un árbol y tenía en el pico un buen pedazo de queso. La zorra se sentó debajo del árbol, mirando todo el tiempo al cuervo, y le dijo estas palabras:
-Querido señor cuervo, ¡qué plumas tan brillantes y hermosas tiene usted! ¡Apenas puedo creerlo! Nunca he visto nada tan maravilloso. Me gustaría saber si su canto es igual de bonito, porque entonces no habrá duda que es usted el rey de todos los que vivimos en el bosque.
El cuervo, muy contento de oír esas alabanzas, y con muchas ganas de ser el rey del bosque, quiso demostrarle a la zorra lo hermoso de su canto.
Abrió, pues, el pico y cantó así:
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– ¿Por qué lloras cuervito?-preguntó tiernamente la Luna-
– ¿Me ayudarías a reparar un terrible error?-dijo entre sollozos el cuervo-
-Ten por seguro que si puedo ayudarte lo haré -respondió la Luna- ¿cómo te llamas cuervito?
-Ozturk es mi nombre
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La golondrina y el cuervo discutían acerca de su plumaje. El cuervo terminó la discusión alegando:
– Tus plumas serán muy bonitas en el verano, pero las mías me cobijan contra el invierno.
Lo que sólo sirve para presumir, no es valioso en realidad.
Viajaban unas gentes para cierto asunto, cuando encontraron a un cuervo que había perdido un ojo. Volvieron hacia el cuervo sus miradas, y uno de los viandantes aconsejó el regreso, pues en su opinión hacerlo era lo que aconsejaba el presagio. Pero otro de los caminantes tomó la palabra y dijo:
– ¿Cómo podría este cuervo predecimos el Futuro si él mismo no ha podido prever, para evitarlo, la pérdida de su ojo?
Quien no puede cuidar de sí mismo, menos indicado está para aconsejar al prójimo.
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Un flaco y hambriento cuervo se posó en una higuera, y viendo que los higos aún estaban verdes, se quedó en el sitio a esperar a que maduraran.
Vio una zorra al hambriento cuervo eternizado en la higuera, y le preguntó qué hacía. Una vez que lo supo, le dijo:
– Haces muy mal perdiendo el tiempo confiado a una lejana esperanza; la esperanza se llena de bellas ilusiones, mas no de comida.
Si tienes una necesidad inmediata, de nada te servirá pensar satisfacerla con cosas inalcanzables.
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Etiqueta ayuda, cuervo, esopo, fabula, hambriento, infantil, juvenil, responsabilidad, valores, zorra
Una corneja que por esas cosas del destino era más grande que sus compañeras, despreciando y burlándose de sus semejantes, se fue a vivir entre los cuervos pidiéndoles que aceptaran compartir su vida.
Pero los cuervos, a quienes su figura y voz les eran desconocidas, sin pensarlo mucho la golpearon y la arrojaron de su grupo. Y la corneja, expulsada por los cuervos, volvió de nuevo donde las demás cornejas. Pero éstas, heridas por el ultraje que les había hecho, se negaron a recibirla otra vez. Así, quedó esta corneja excluida de la sociedad de unos y de otros.
Cuando pienses cambiar de sociedad, domicilio o amistades, no lo hagas nunca despreciando a la anterior, no sea que más tarde tengas que regresar allá.
Vocabulario:
Corneja: pájaro de la misma especie que el cuervo, pero algo menor.
Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol.
Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz.
El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos.
La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo:
– Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves.
Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes.
Andaba un cuervo escaso de comida y vio en el prado a una culebra dormida al sol; cayó veloz sobre ella y la raptó. Mas la culebra, despertando de su sueño, se volvió y la mordió. El cuervo viéndose morir dijo:
— ¡Desdichado de mí, que encontré un tesoro pero a costa de mi vida!
Antes de querer poseer algún bien, primero hay que valorar si su costo vale la pena.
Un cuervo que había caído en un cepo prometió a Apolo que le quemaría incienso si lo salvaba; pero una vez liberado de la trampa olvidó su promesa.
Capturado de nuevo en otro cepo, dejó a Apolo para dirigirse a Hermes, prometiéndole también un sacrificio. Mas el dios le dijo:
— ¿Cómo voy a creerte ahora, miserable, si ya engañaste y renegaste de tu primer señor?
Si por nuestra voluntad faltamos a nuestra primera promesa, no tendremos oportunidad de que nos crean una segunda.
Vocabulario:
Incienso: Sustancia que se quema y desprende buen olor.
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