– Jamás creí, que llegaría este momento, pero debo pedirte que saldes tu deuda.
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Había una vez una chica llamada Dorana. Dorana era muy buena con los niños, trabajaba en una verdulería. Un día la verdulería se incendió y Dorana salió con todos los niños.
¡Uno se quedó adentro! Dorana fue y lo salvó y gracias a Dorana todos fueron felices.
De nuestra compañera Emely, de 8 años.
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Las rosas crecen de las ramas, la lluvia cae de las nubes, la lluvia cuida las flores haciéndolas crecer. Y piensan que algún día, serán unas bellas, buenas y grandes flores que tendrán el valor de enfrentarse a la vida.
De nuestra compañera Maria Fernanda Álvarez Vásquez, 12 años, con mucho cariño a su madre.
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Por eso el día que decidieron presentarse en el concurso de BRUJA MALOSA, todos se rieron e hicieron chistes sobre ellas; pero lejos de avergonzarse las tres hermanas se prepararon para la competencia de hechizos y otras yerbas con más ganas que nunca.
Un día el padre de los pequeños se fue a trabajar al castillo del brujo llamado Sunte, y al llegar al castillo le dijo:
– ¿Qué pides a cambio de uno de tus amados hijos?.
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Érase una vez un bello alazán que vivía en el campo junto a su hermosa Nala, ella corría por el campo juguetonamente solo por ver la felicidad de su gran amor.
Un día vinieron unos hombres y la alejaron de su amado, pensó que moría si no lo veía otra vez, pero tuvo que resignarse y pasaba los días muy triste debajo de un árbol… pasaron 2,3,4,5 años y nada.
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Una mañana calurosa se oyeron pisadas sobre la hojarasca. El tronco tembló de miedo, y tan grande fue su temblor que empezó a rodas hasta llegar a un pantano que estaba cerca. y pensó: «¡Qué bueno! Aquí puedo esconderme sin que los hombres me descubran».
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Don Guindín tenía dos inquilinos de forma permanente, la gatita Esmeralda y SuperRata. Ambas eran dos muñecos de trapo. SuperRata con su gorrilla amarilla tenía pinta de golfilla, Esmeralda con su pantaloncito de peto naranja y su camisa de rayas azules parecía una damisela.
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Pero había un diente que era diferente a los demás, estaba muy, pero muy sucio, estaba tan atrás, que el cepillo no lo alcanzaba y aunque cada vez que el cepillo pasaba cerca, él se estiraba hacia adelante para tratar que lo limpiaran, no lo conseguía y por este motivo estaba muy, pero muy triste.
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