Érase una vez un hada que vivía en un bosque de Escocia. Se llamaba Titania como la reina de las hadas. Titania vivía en un árbol. Titania tenía algo diferente a las demás y es que ella era de color azul y su pelo era de color rosado.
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Pepín disfrutaba mucho jugando por su bosque con sus amiguitos y le encantaba descubrir y aprender cosas nuevas cada día. Sus papás estaban muy orgullosos de él porque era muy estudioso y obediente.
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Érase una vez… una princesa que se quería casar. Un día le dijo a una rana no eres una rana eres un príncipe y la rana le dijo soy tu príncipe.
Entonces a la mañana siguiente la rana se convirtió en un príncipe y llamo a la princesa y le preguntó si se quería casar como él. Ella dijo sí.
Al día siguiente se casaron y tuvieron mucos hijos y hijas
Fin.
De nuestra compañera Fabi – 8 años
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Mientras ella estaba nombrando a los invitados.
-Empecemos-dijo ella.
Lista:
-Loli la mofeta.
-Jorge el conejo y por ultimo.
-Sandra el águila.
-¡Bueno! ya esta la lista hecha, ahora enviaré las invitaciones-dijo.
Al cabo de una semana llegó por fin la fiesta. A las tres de la tarde empezaron a venir todos.
Primero Loli la mofeta.
Segundo Jorge el conejo.
Y por último Sandra el águila.
Mientras todos estaban en al fiesta, Mariano, un simpático pajarito.
que pasaba por casualidad delante de la casa de Margarita se enteró de que estaba celebrando una fiesta.
-¡Pero bueno! Margarita ha hecho una fiesta y no me ha invitado-dijo Mariano un poco decepcionado.
-¡No pasa nada! le haré un regalo muy bonito-dijo Mariano muy feliz.
Mariano llegó a su casita y pensaba que le podría regalar a Margarita. Media hora mas tarde dijo-¡Ya lo tengo!, compondré una canción-dijo muy feliz.
Ya se acercaba la hora de que Mariano le llevase el regalo a Margarita.
Se puso muy nervioso pero cuando llegó a casa de Margarita se le quitaron los nervios.
-Toc, Toc- tocó Mariano la puerta.
-¿Quién es?-dijo Margarita.
-Soy yo Margarita, soy Mariano.
-¡Ah!-dijo Margarita sorprendida.
-Pasa, pasa Mariano estamos en medio de la fiesta-Dijo Margarita.
-¡Hola a todos!-dijo Mariano.
-¡Hola!-dijeron los tres.
-Margarita, felicidades- dijo Mariano dándole un beso en cada cachete a Margarita.
-Gracias, gracias- dijo ella entusiasmada.
-Te he traído un regalo-dijo Mariano un poco avergonzado.
-Ah, que bien. Y ¿dónde esta?-dijo ella.
-No es nada material-dijo el.
-Ah, ¿no? entonces dime que es-dijo ella.
Y Mariano empezó a cantar.
Todos aplaudieron.
-¡Bravo, bravo! dijeron todos.
-Muchas gracias Mariano, es muy bonito.
Y terminaron todos juntos en la fiesta.
Y COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO.
De nuestra compañera Andrea, 13 años.
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En el borde del camino hay una silla,
la rapiña merodea aquel lugar,
la casaca del amigo esta tendida,
el amigo no se sienta a descansar.
Sus zapatos desgastados son espejos,
que le queman la garganta con el Sol,
y a través de su cansancio pasa un viejo,
que le seca con la sombra el sudor.
Escrita por nuestro compañero Eduardo.
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Había un campo verde… Tenía mucho sueño y no podía levantarme. Veía el cielo azul desde mi cama, la casa estaba en silencia. entonces, tocó el reloj, las 3 de la tarde. Tenía que levantarme. Lo hice y me puse el vestido amarillo. Salí a la calle a caminar un poco.
Me subí al monte ¡ Qué bonito estaba lleno de árboles y flores! El sol lo llenaba todo. De pronto, el ruido de un camión rompió toda la armonía.
¡Como se me ha pasado el tiempo! Empieza a anochecer. Ya sale la luna, tengo que volver.
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En una bonita granja, donde había muchos animales; caballos, cerdos, vacas, gallinas…vivía Olga con su familia.
Vivir en una granja tiene muchas ventajas, pues están en contacto con la naturaleza, conoces a los animales, puedes correr y jugar en la hierba … pero también tiene algunos inconvenientes, pues hay que trabajar mucho, para dar de comer los animales, cuidarles, limpiarles…
En casa de Olga todos ayudan para que las cosas en la granja vayan bien. Cada uno realiza una tarea. Nuestra amiga Olga se encarga de recoger los huevos que ponen las gallinas. Cada mañana antes de ir al cole, Olga va al gallinero y recoge todos lo huevos y da de comer a las gallinitas.
Los huevos que se recogen se venden en el mercado. Parte del dinero que sacan con la venta de los huevos es para Olga y como ella es una niña muy buena y solidaria, con el dinero que le dan se dedica a compren juguetes y repartirlos entre los niños que no pueden comprárselos y además les invita a pasar un día en su bonita granja.
Gracias a Olga, su granja se ha hecho famosa y tiene muchos amigos que van a visitarla.
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Hacía una semana que la profesora de Daniel, había anunciado en clase que iban a irse de excursión al zoo.
Desde aquel día Daniel y sus amigos habían estado contando los días, pues la idea de pasar una jornada viendo animales les parecía algo estupendo.
Por fin había llegado el gran día. De camino al zoo todos los niños iban cantando canciones y pasándoselo genial.
Al llegar al zoo, un señor les estaba esperando, era el guía y se encargaría de enseñarles todo el zoo y de explicarles cosas sobre los animales.
El zoo era muy grande y había todo tipo de animales. Daniel y su amigos estaban entusiasmados, entre los animales que habían se encontraban, los fieros leones, los dormilones osos, los grandes elefantes, las altísimas jirafas, los simpáticos pingüinos, los amistosos delfines, los divertidos monos…Cada animal tenía algo de especial y todos están disfrutando del paseo.
De pronto sonó una voz de alarma, uno de los monos se había escapado de la jaula e iba corriendo y asustando a la gente por todo el zoo.
Los cuidadores del zoo intentaban cogerle pero no podían, entonces Daniel y sus compañeros, decidieron unirse a la captura y por fin le cogieron.
Los cuidadores se pusieron muy contentos y le dieron las gracias a Daniel y sus compañeros, como recompensa por su ayuda, el dueño del zoo les invito a bañarse en la piscina con los delfinas.
Todos los niños empezaron a gritar y reír de alegría y de esta forma pasaron la tarde, jugando y divirtiéndose con los delfines.
Para Daniel y sus compañeros este fue el mejor día de su vida.
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Coky, era un ratoncito, que vivía feliz en el campo, correteando por los prados y respirando aire puro. Cuando tenía hambre, se acercaba a la casa de Adelina, una señora muy simpática, a la que le gustaba mucho hacer queso, el plato favorito de Coky.
Adelina tenía un gato, para que cuidara que ningún ratón entrará en la casa, pero era tan perezoso y dormilón, que aunque veía al ratoncito, no se molestaba en levantarse para cogerlo, así que Coky, comía tranquilamente, sin prisas y después salía al campo a dormir la siesta, ¡no le faltaba de nada!.
Un día recibió un mensaje de un primo suyo que vivía en la ciudad, Craci, que así se llamaba, le invitaba a pasar unos días con él, le decía que la ciudad era estupenda que le iba a gustar mucho y que lo pasarían muy bien. Coky se alegro mucho, pues hacía mucho tiempo que no veía a su primo, así que ese mismo día se puso en camino.
Cuando llego a la ciudad, el ruido de los coches le asusto mucho, menos mal que allí esta Craci esperándole, al verse se abrazaron con mucho cariño.
» ¡Primo, que alegría estés aquí, lo vamos a pasar de miedo!» dijo Craci.
Coky seguía asustado, un coche estuvo a punto de atropellarlos, tuvieron que apartarse de un salto, ¡había tanta gente y tanto ruido!. Coky empezaba a arrepentirse de haber venido, » con lo tranquilo que estaba yo», pensaba Coky.
» Sígueme primo y no tengas miedo», dijo Craci
Por fin llegaron donde Craci vivía, el sótano de un gran hotel.
» Bueno Coky, ahora vamos a comer»
Subieron deprisa, por una hermosa escalera y llegaron a la cocina, allí había de todo, Coky no sabía por donde empezar, «como vive mi primo» pensó. Cundo se disponía a darse un buen banquete, apareció una señora muy gorda y con cara de pocos amigos dando palos, » ¡malditos ratones, como os coja…!, gritaba la señora.
» Corre, corre que cono nos coja…», dijo Craci
Y corriendo se volvieron al sótano. Coky no podía más, cansado y hambriento, le dijo a Craci: » Querido primo, te agradezco tu invitación, pero esto no es para mi, me vuelvo al campo».
» Pero si esto es muy emocionante, ¿no te gusta la aventura?», dijo Craci
» Lo siento primo, pero yo me voy», contesto Coky
» Esta bien, peso si cambias de opinión ya sabes donde estoy» le dijo Craci.
Los dos se abrazaron y Coky emprendió el camino de vuelta. Desde lejos el aroma de queso recién hecho, hizo que se le saltarán las lagrimas, pero eran lagrimas de alegría ¡ya estaba en casa!. Estaba tan contento que se puso a dar volteretas por el prado que estaba lleno de margaritas, todo estaba tan bonito y se respiraba un aire tan limpio y puro.
Coky pensó: » que paz y tranquilidad, decididamente este es mi sitio» y se puso a gritar: ¡SOY UN RATÓN DE CAMPO!.
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En una gran mansión, rodeada de un inmenso y hermoso jardín, vivía Carlos, un niño de 4 años.
Sus padres se pasaban el día viajando y cuando regresaban a casa, le traían a Carlos un montón de regalos.
En el mismo lugar, en una casita en el jardín vivía Luis con su familia. Su papá era jardinero y no tenían mucho dinero, con lo cual, Luis no contaba con la cantidad de juguetes que tenía Carlos. Sin embargo, la familia de Luis, le echaba mucha imaginación y construían juguetes con todo aquello que encontraban, cajas, plásticos…
Además con los juguetes que fabricaban se inventaban historias muy divertidas y tanto Luis como sus papas se lo pasaban muy bien.
Carlos, por el contrario, se aburría mucho, tenía muchos juguetes, sí, pero además de que sus juguetes lo hacían todo ellos, no tenía a nadie con quien compartirlos.
Como se aburría se ponía a mirar por al ventana. Uno de esos días en los que estaba triste y aburrido mirando por la ventana, vio a Luis jugando. Lo pensó un rato y se decidió a bajar al jardín.
Luis le vio y enseguida le pregunto: «¿Quieres jugar? »
Carlos encantado dijo rápidamente: » ¡ Claro que sí!.»
Aquel día fue estupendo, se lo pasaron jugando y riendo sin parar. Para Carlos, los juguetes de Luis eran estupendos.
Desde aquel día Carlos y Luis son muy amigos.
Los papas de Carlos cuando vieron lo que pasaba se dieron cuenta que el dinero no puede comprar todo y que muchas veces las cosas sencillas son las que más felices nos hacen.
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