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Ene.2009
Casi, después que Alicia había caído al fondo de la madriguera, corrió un trecho larguísimo bajo tierra, y de repente se encontró en una gran sala rodeada de puertas.
Todas las puertas estaban cerradas con llave, de manera que la pobre Alicia no podía salir de allí: y se puso muy triste.
Sin embargo, al cabo de un ratito encontró una mesa pequeña con tres patas (en el dibujo están dos de las patas y un poquito de la otra ¿la ves?), toda hecha de cristal; y sobre la mesa había una llavecita: Alicia dio la vuelta a la sala tratando de abrir con ella alguna de las puertas.