21
Ago.2008
Preparó un hombre una cena en honor de uno de sus amigos y de sus familiares. Y su perro invitó también a otro perro amigo.
– Ven a cenar a mi casa conmigo -le dijo-.
Y llegó el perro invitado lleno de alegría. Se detuvo a contemplar el gran festín, diciéndose a sí mismo:
– !Qué suerte tan inesperada! Tendré comida para hartarme y no pasaré hambre por varios días.