21
Feb.2009
¡CAPRAC!… saltó el chivo por la ventana y cayó en medio de la sala.
-¡Ay, un chivo! –gritaron los señorones y la gran señora Dulce Fina, y se pusieron a correr y a gritar por toda la sala.
-¡Ay, ay, un chivo!… ¡Socorro!… ¡Venga pronto, Sélfido! ¡Auxilio, Sélfido!
En la sala de al lado vivía Sélfido, por eso era vecino de los señorones y de la gran señora Dulce Fina. Sélfido era un criador y domador de chivos.
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Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles