Caperucita Roja, apiadada de los pequeños seres atrevidos y hambrientos, ponia granos en su ventana y miguitas de pan, para que ellos pudieran alimentarse. Al fin, perdiendo el temor, iban a posarse en los hombros de su protectora y compartían el cálido refugio de su casita.
Un día los habitantes de un pueblo cercano, que también padecían escasez, cercaron la aldea de Caperucita con la intención de robar sus ganados y su trigo.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.
Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas…
De repente vió al lobo, que era enorme, delante de ella.
– ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles