Todas las mañanas al despertarse, salía volando en dirección al Sol, buscando nuevas aventuras. Ella sabía que en la mañana el Sol salía por el Oriente, y que si volaba hacia él, iría alejándose de su casa. También sabía que por las tardes el Sol se ponía por el Occidente, y que si se dirigía hacia él, iría a su casa. Por esta razón nuestra amiga jamás se perdía.
Blanca Flor era también muy bella y su hermosura aumentaba según iba creciendo.
La reina, para satisfacer su vanidad, tenía un espejo mágico que consultaba diariamente preguntándole siempre, -¿Quién es la mujer más hermosa del mundo?- A lo cual contestaba el espejo: – Tú, solo tú.
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y con la nieve alrededor,
blanca es mi quimera,
y es mensajera de paz
y de puro amor.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos infantiles de Navidad