27
Abr.2008
Dijo un día una liebre a una zorra:
– ¿Podrías decirme si realmente es cierto que tienes muchas ganancias, y por qué te llaman la «ganadora»?
– Si quieres saberlo -contestó la zorra-, te invito a cenar conmigo.
Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de doña zorra vio que no había más cena que la misma liebre. Entonces dijo la liebre:
– ¡Al fin comprendo para mi desgracia de dónde viene tu nombre: no es de tus trabajos, sino de tus engaños!
Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la lección.