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Abr.2008
Un perro de caza atrapó un día a una liebre, y a ratos la mordía y a ratos le lamía el hocico. Cansada la liebre de esa cambiante actitud le dijo:
— ¡Deja ya de morderme o de besarme, para saber yo si eres mi amigo o si eres mi enemigo!
Sé siempre consistente en tus principios.
Categoría: Cibercuentos, Fábulas sobre la Honestidad