27
Abr.2008
Penetró un perro en una carnicería, y notando que el carnicero estaba muy ocupado con sus clientes, cogió un trozo de carne y salió corriendo. Se volvió el carnicero, y viéndole huir, y sin poder hacer ya nada, exclamó:
— ¡Oye amigo, allí donde te encuentre, no dejaré de mirarte!.
No esperes a que suceda un accidente para pensar en cómo evitarlo.