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Abr.2008
Había un perro que acostumbraba morder sin razón.
Le puso su amo una campanilla para advertirle a la gente de su presencia cercana. Y el perro, sonando la campanilla, se fue a la plaza pública a presumir. Mas una sabia perra, ya avanzada de años le dijo:
— ¿De qué presumes tanto, amigo? Sé que no llevas esa campanilla por tus grandes virtudes, sino para anunciar tu maldad oculta.
Los halagos que se hacen a sí mismos los fanfarrones, sólo delatan sus mayores defectos.
Categoría: Cibercuentos, Fábulas sobre la Honestidad
Etiqueta ayuda, campanilla, esopo, fabula, honestidad, infantil, juvenil, perro, valores