Esta mañana, Periquín se ha despertado con un poco de sobresalto. Toda la noche ha estado soñando el cuento de los cabritillos.
En su sueño, mamá cabra entraba, salía daba de comer a sus hijitos y ahuyentaba al lobo malo.
Entre todos armaban tanto jaleo, que no le dejaban descansar tranquilo.
– ¡Be… be… be… be…!,- decían los cabritillos.
Y mamá cabra gritaba también.
Abuelita, que desde hace unos días está en casa, ha entrado a vestirlo.
Con los ojos cerrados, el niño la ha sentido entrar, pero, cosa rara: sabía que estaba despierto y, sin embargo, continuaba oyendo bien claro, como si estuvieran al otro lado de la puerta, a los cabritillos de su sueño.
– ¡Be… be… be… be…!,- Iban diciendo.
Abuelita lo ha besado en la frente y el niño se ha echado en sus brazos diciendo:
– ¡Ay, abuelita! ¿Dónde están los cabritillos del cuento?
– ¿Qué cabritillos?
– Los de la cabra y el lobo! ¿No los estás oyendo?
Abuelita se ha reído mucho.
– ¡No son los cabritillos! -ha dicho-. Son dos lindos hermanitos que el ángel te ha dejado.
Corriendo entra a verlos.
Ya no lloraban.
Dormían con un dedito metido en la boca.
Con mucha prisa, se ha dejado vestir y ha tomado su desayuno. Deseaba llegar cuanto antes a la escuela, para darles la gran noticia a la señorita y a su amigo Toñón.
A la puerta del colegio se han encontrado con la vecina del tercero, cargada con la cesta de la compra.
– ¡Enhorabuena! – ha dicho a la abuelita- ya sé que ha aumentado la familia.
Periquín, entonces, ha echado a correr.
Ha subido de golpe los escalones del vestíbulo. Y entrando como una tromba en la clase, sin acordarse del diario saludo, ha dicho a su profesora:
– ¡Hemos aumentado la familia; esta noche el ángel me ha dejado dos hermanitos!..
Categoría: Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
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