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Categoría: Cuentos Infantiles y Juveniles

Cuento del Ángel Guardián
Hay un Ángel Guardián que te toma  y te lleva como el viento y con los niños va por donde van, tiene cabellos suaves que van en la venteada ojos  dulces y graves que te sosiegan con  una mirada y matan miedos dando claridad. Él tiene cuerpo, manos y pies de alas y las seis alas vuelan o resbalan las seis te llevan de su aire batido y lo mismo te llevan de dormido, hace mas dulce la pulpa madura que entre tus labios golosos estrujas rompe ala nuez su taimada envoltura y es quien te libra de gnomos y brujas. Es quien te ayuda a que cortes las rosas que están sentadas en trampas de espinas el que  té pasa las aguas mañosas y el que te sube las cuestas más pinas. Y aunque camine contigo apareado como la guinda y la guinda bermeja cuando su sena te pone el pecado recoge tu alma y el cuerpo te deja no es mentira es verdad que tienes un ángel por donde quiera que vas  y con los niños a la escuela también  van.
De Luz Marina López de George

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Cuento del navegante
Cuento aquí la historia del principio de mis aventuras, ya desde aquel lejano día en que partí con mi navío y algunos marineros a mi cargo de mis queridas tierras de España.

Me llamo Juan Ramírez Sánchez de Villalobos, hijo del escudero mayor de Su Majestad Imperial Alfonso VI de Castilla y Aragón. Castellano, navegante, pescador, aventurero o como la diosa Fortuna quisiese dejarme nombre.

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El cuervo y la zorra
Érase en cierta ocasión un cuervo, el de más negro plumaje, que habitaba en el bosque y que tenía cierta fama de vanidoso. Ante su vista se extendían campos, sembrados y jardines llenos de florecillas… Y una preciosa casita blanca, a través de cuyas abiertas ventanas se veía al ama de la casa preparando la comida del dia. -Un queso!- murmuró el cuervo, y sintió que el pico se le hacía agua.

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La cebra y el caballo
Era la primavera y todo era amor en África, ahí se encontraban Lucy y Lola. Lucy era una Cebra muy coqueta, con su bonito pelaje rayado y Lola era una yegua muy guapa, con su pelo color marrón que le brillaba cuando le daban los rayos del sol.

Un buen día Lucy y Lola tuvieron a sus respectivos hijitos, Lucy tuvo una cebra macho que puso por nombre Rayo y Lola le puso Lazlos a su hijito, en memoria al caballo del desierto. Las dos madres estaban orgullosas de sus retoños que crecían y aprendían rápido.

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La Cabellera de hierba
Félix era un hombre feliz. Tenía muy buenos amigos y nada le preocupaba. Siempre encontraba solución a todos los problemas. Era un hombre animoso y optimista.

Con el paso de los años, Félix empezó a perder pelo. Muy tranquilo, fue a la farmacia y se compró una loción para el cabello. Pero no le hizo efecto. Entonces probó otra, y después otra… Hasta cien lociones llegó a utilizar sin resultado ninguno. Entonces, Félix decidió pasar a los remedios caseros: se untaba limón con miel, huevo batido, zumo de moras con leche… y mil potingues más. Pero nada: en su cabeza no crecía ni un pelo. Y finalmente se quedó calvo como una pelota de ping-pong.

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El cumpleaños de la Infanta

Era el día del cumpleaños de la Infanta, la princesita real de España. Ella cumplía doce años, y el sol iluminaba con esplendor los jardines del Palacio.

Por más que fuese una Princesa de sangre real, y además Infanta del inmenso imperio de España, también ella debía resignarse a no tener más que un cumpleaños cada año, lo mismo que los hijos de los plebeyos del reino. Era, por lo tanto, muy importante para todos que ese día fuera un día hermoso. ¡ Y era un día lindísimo! Los arrogantes tulipanes se erguían en sus tallos, como largas filas de soldados y miraban desafiantes a las rosas, diciendo:

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Cuento del cumpleaños de Camila
Había una vez una hermosa niña, de ojos grandes y profundos, de pestañas largas y oscuras, igual que su cabello. Esta niña era muy amada por sus padres, por sus abuelos, por sus tíos, por sus amigos y por todos los que la conocían, lo cual hacía honor a su nombre, «Camila», que significa AMADA. Un día los papás de Camila pidieron a la abuelita que cuidara de ella, mientras ellos salían de compras, y Camila se alegró mucho, pues ella adoraba a la abuelita, quien la consentía y le cantaba siempre canciones muy lindas, pero la abuelita dijo que no podía cuidarla porque estaba un poco resfriada. Entonces los papás de Camilita llamaron a la tía Nelly para que se quedara con Camila, y Camila ya se imaginaba las ricas papillas de frutas y los juegos divertidos que seguro tendría ese día con la querida tía, sin embargo, la tía dijo que tampoco podía quedarse con ella, porque tenía tos. Los papás de la niña decidieron entonces, dejarla en una guardería, y Camila se sintió muy triste. Así fue como llegaron a la guardería, en donde había muchos niños más grandes que Camila y Camila se quedó llorando, resentida porque sus papás no la llevaron con ellos. Eran ya las seis de la tarde, y los papás llegaron a recoger a su amada hija, pero se encontraron con la novedad de que la niña había desaparecido: la mamá lloraba, el papá también y la buscaban por todas partes. Llegó la abuelita, quien también gritaba de tristeza y llamó a la policía para que les ayudaran a buscar a Camilita. Pasaban los minutos y la niña no aparecía… hasta que llegó la tía Nelly, lamentándose por no haber podido cuidar a la niña, y preguntó a los papás: ¿Por cierto, por qué no pudieron llevar a Camilita con ustedes? La mamá respondió: Porque hoy cumple años, y queríamos darle una sorpresa, comprándole un hermoso regalo. La queremos mucho, y queríamos que se sienta feliz…

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El cuento del suave pino y el duro roble
Érase una montaña tan pero tan alta, que nunca era posible ver la cumbre; primero porque la vista no podía llegar tan alto y segundo porque ella siempre estaba cubierta de nubes, de muchas nubes; sólo el viento podía llegar a esa altura. En el tope de la montaña habían algunas piedras, siempre acurrucadas por el frío, no había animales y en ella habitaban dos árboles; ellos eran muy valientes porque eran los únicos capaces de vivir en ese sitio, donde siempre habían nubes, y casi no había Sol. Los dos árboles estaban uno al lado del otro y ambos eran muy altos, tan pero tan altos que ni siquiera con la imaginación más grande era posible ver sus copas.

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El cuento de los cuentos
Un día, que por cierto era el mismo día de la semana que es hoy, un muchacho igualito a ti, de tu misma edad, es más, ¿qué crees?, si cierro y abro rápidamente mis ojos   y te veo  , tal parece que tengo enfrente a «MATASIETE». ¡Aja!, ya te dije el nombre de este muchacho, sin que me lo preguntaras!!!.

¿Sabes?, cuando digo MATASIETE hago memoria y me acuerdo de las historias y aventuras que disfrutaba me contara mi Abuelito…

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El cuentos de los cabritillos

Esta mañana, Periquín se ha despertado con un poco de sobresalto. Toda la noche ha estado soñando el cuento de los cabritillos.

En su sueño, mamá cabra entraba, salía daba de comer a sus hijitos y ahuyentaba al lobo malo.

Entre todos armaban tanto jaleo, que no le dejaban descansar tranquilo.

– ¡Be… be… be… be…!,- decían los cabritillos.

Y mamá cabra gritaba también.

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