Yacía un ciervo enfermo en una esquina de su terreno de pastos.
Llegaron entonces sus amigos en gran número a preguntar por su salud, y mientras hablaban, cada visitante mordisqueaba parte del pasto del ciervo.
Al final, el pobre ciervo murió, no por su enfermedad sino porque no ya no tenía de donde comer.
Más vale estar solo que mal acompañado.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Amistad
Regresaba un cazador con sus perros y su producto, cuando topó con un pescador que también regresaba de su pesca, ambos con sus cestas llenas.
Deseó el cazador tener los peces, y el dueño de los peces, las carnes. Pronto convinieron en intercambiarse las cestas. Los dos quedaron tan complacidos de su trato que durante mucho tiempo lo siguieron haciendo día a día.
Finalmente un vecino les aconsejó:
-Si siguen así, llegará el momento en que por tan frecuente intercambio, arruinarán el placer de ello, y cada uno deseará quedarse solamente con lo que obtuvo.
Varía y alterna tus actividades para disfrutar mejor.
Un carbonero que hacía su trabajo en cierta casa visitó a un batanero que trabajaba no muy lejos de él, invitándole a trabajar en un mismo local, pues de este modo, además de mayor amistad vivirían con menos gastos al usar solamente una casa. Pero le respondió el batanero:
-Eso para mí es imposible, pues todo lo que yo blanqueara, tu lo ennegrecerías de hollín al instante.
No debemos asociar actividades de naturalezas contradictorias.
El asno y la zorra, habiéndose unido para su mutua protección, salieron un día de caza.
No anduvieron mucho cuando encontraron un león.
La zorra, segura del inmediato peligro, se acercó al león y le prometió ayudar a capturar al asno si le daba su palabra de no dañarla a ella.
Entonces, afirmándole al asno que no sería maltratado, lo llevó a un profundo foso diciéndole que se guareciera allí.
El león, viendo que ya el asno estaba asegurado, inmediatamente agarró a la zorra, y luego atacó al asno a su antojo.
Nunca traiciones a tu amigo por temor al enemigo, pues al final, tú también saldrás traicionado.
Un ladrón se introdujo en casa de un apicultor durante su ausencia, robando miel y panales. A su regreso, el apicultor, viendo vacías las colmenas, se detuvo a examinarlas. En esto, las abejas, volviendo de libar y encontrándole allí, le picaron con sus aguijones y le maltrataron horriblemente.
-¡Malditos bichos -les dijo el apicultor-, dejaron marchar sin castigo al que les había robado los panales, y a mí que les cuido con cariño, me hieren de un modo implacable!
Muchas veces sucede que vemos con desconfianza a nuestros amigos, pero por ignorancia le tendemos la mano a quien es nuestro enemigo.
Un águila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir juntas con la idea de que eso reforzaría su amistad. Entonces el águila escogió un árbol muy elevado para poner allí sus huevos, mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo árbol.
Un día que la zorra salió a buscar su comida, el águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas, se llevó a los zorruelos, y entonces ella y sus crías se regocijaron con un banquete.
Regresó la zorra y más le dolió el no poder vengarse, que saber de la muerte de sus pequeños;
¿Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los débiles e impotentes: maldecir desde lejos a su enemigo.
Más no pasó mucho tiempo para que el águila recibiera el pago de su traición contra la amistad. Se encontraban en el campo unos pastores sacrificando una cabra; cayó el águila sobre ella y se llevó una víscera que aún conservaba fuego, colocándola en su nido. Vino un fuerte viento y transmitió el fuego a las pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos, que por pequeños aún no sabían volar, los cuales se vinieron al suelo. Corrió entonces la zorra, y tranquilamente devoró a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga.
Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegará el castigo.
Vocabulario:
Zorruelos: Los hijos del zorro y de la zorra
En el borde del camino hay una silla,
la rapiña merodea aquel lugar,
la casaca del amigo esta tendida,
el amigo no se sienta a descansar.
Sus zapatos desgastados son espejos,
que le queman la garganta con el Sol,
y a través de su cansancio pasa un viejo,
que le seca con la sombra el sudor.
Escrita por nuestro compañero Eduardo.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Había un campo verde… Tenía mucho sueño y no podía levantarme. Veía el cielo azul desde mi cama, la casa estaba en silencia. entonces, tocó el reloj, las 3 de la tarde. Tenía que levantarme. Lo hice y me puse el vestido amarillo. Salí a la calle a caminar un poco.
Me subí al monte ¡ Qué bonito estaba lleno de árboles y flores! El sol lo llenaba todo. De pronto, el ruido de un camión rompió toda la armonía.
¡Como se me ha pasado el tiempo! Empieza a anochecer. Ya sale la luna, tengo que volver.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
En una bonita granja, donde había muchos animales; caballos, cerdos, vacas, gallinas…vivía Olga con su familia.
Vivir en una granja tiene muchas ventajas, pues están en contacto con la naturaleza, conoces a los animales, puedes correr y jugar en la hierba … pero también tiene algunos inconvenientes, pues hay que trabajar mucho, para dar de comer los animales, cuidarles, limpiarles…
En casa de Olga todos ayudan para que las cosas en la granja vayan bien. Cada uno realiza una tarea. Nuestra amiga Olga se encarga de recoger los huevos que ponen las gallinas. Cada mañana antes de ir al cole, Olga va al gallinero y recoge todos lo huevos y da de comer a las gallinitas.
Los huevos que se recogen se venden en el mercado. Parte del dinero que sacan con la venta de los huevos es para Olga y como ella es una niña muy buena y solidaria, con el dinero que le dan se dedica a compren juguetes y repartirlos entre los niños que no pueden comprárselos y además les invita a pasar un día en su bonita granja.
Gracias a Olga, su granja se ha hecho famosa y tiene muchos amigos que van a visitarla.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles
Hacía una semana que la profesora de Daniel, había anunciado en clase que iban a irse de excursión al zoo.
Desde aquel día Daniel y sus amigos habían estado contando los días, pues la idea de pasar una jornada viendo animales les parecía algo estupendo.
Por fin había llegado el gran día. De camino al zoo todos los niños iban cantando canciones y pasándoselo genial.
Al llegar al zoo, un señor les estaba esperando, era el guía y se encargaría de enseñarles todo el zoo y de explicarles cosas sobre los animales.
El zoo era muy grande y había todo tipo de animales. Daniel y su amigos estaban entusiasmados, entre los animales que habían se encontraban, los fieros leones, los dormilones osos, los grandes elefantes, las altísimas jirafas, los simpáticos pingüinos, los amistosos delfines, los divertidos monos…Cada animal tenía algo de especial y todos están disfrutando del paseo.
De pronto sonó una voz de alarma, uno de los monos se había escapado de la jaula e iba corriendo y asustando a la gente por todo el zoo.
Los cuidadores del zoo intentaban cogerle pero no podían, entonces Daniel y sus compañeros, decidieron unirse a la captura y por fin le cogieron.
Los cuidadores se pusieron muy contentos y le dieron las gracias a Daniel y sus compañeros, como recompensa por su ayuda, el dueño del zoo les invito a bañarse en la piscina con los delfinas.
Todos los niños empezaron a gritar y reír de alegría y de esta forma pasaron la tarde, jugando y divirtiéndose con los delfines.
Para Daniel y sus compañeros este fue el mejor día de su vida.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles