Los jóvenes príncipes de los reinos vecinos, hijos de los reyes a los que en años anteriores robara y usurpara tierras y tesoros, se mostraban dispuestos a pedirle cuentas de aquellas fechorías y por eso sus fronteras estaban constantemente amenazadas.
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Juan tenía nueve hijos y siempre estaba agradeciendo la generosidad y sacrificio de su mujer, porque la mayor parte de ellos se los había dado durante largos años que duró Lanitas ausente, como sobrestante de una mina en el Chocó.
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En este obscuro rincón se encontraban tres dragones quienes se miraban unos a otros sin decir nada. El más pequeño aburrido de la quietud y el silencio preguntó:
–¿Padre, porqué tenemos que escabullirnos cada vez que hay un humano cerca?
Al escuchar ésto, el macho miró fijamente a su compañera, la cual solo musitó:
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Pero el árbol, que ya era muy viejito, porque tenía 103 años, estaba un poquito triste. Resultaba ser, que de tan abuelito que era, de tan tan pero requete tan gordo que estaba – Había bebido mucha lluvia decían – , le pusieron una cerca a su alrededor…con un cartel. Pero como el no sabía leer… Estaba más y más triste porque era un abuelito sin la alegría de sus chiquitos.
Un día escuchó el árbol – porque saben oír muy bien ellos, eh! – que alguien leía el cartelito: – Árbol centenario. Monumento histórico nacional. Plantado por…..
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Pinta y dibuja estas 24 láminas y dibujos para colorear de la muñeca «Barbie» con la que todas las niñas durante mucho tiempo han soñado llegar a ser también están presentes dibujos de sus emblemáticos compañeros; Ken y toda la familia Barbie. Pinta y colorea a cada uno de los dibujos de Barbie. Pincha sobre los dibujos para verlos más grandes e imprimirlos.
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Podría decir de este cuento que así fue, porque así me lo contaron, pero… a los hechos me remito. Como sabéis en Laponia, donde vive Papá Noel, hace un frío terrible, te castañetean los dientes, algunos días se te pegan las pestañas, de los techos de las casas cuelgan unas incisivas y larguísimas estalactitas. En fin…, cabe imaginar que en lugar tan maravilloso como inhóspito, las ardillas usan guantes; los lobos, lustrosas botas de cuero; y los renos, unos graciosos gorros rojos con orlas blancas, que acaban en su punta con una gracioso pompón. ¡Pero qué os voy a contar que no sepáis! O… ¿no sois vosotros de los primeros en salir hacia los mercadillos navideños de las plazas de vuestros pueblos y ciudades, y allí miráis encantados las figuras de Belén, las zambombas, las bolsas de confeti, la nieve artificial… hasta que… lo inevitable, volvéis al hogar con uno de esos maravillosos gorros rojos y blancos sobre vuestras cabezas.
Joven aún se había despedido de ella para ir como combatiente a la guerra de Troya.
Volvía viejo, porque la guerra había durado tantos años, que no le bastaban los dedos de la mano para contarlos.
Pronto volveré a ver a mi querida Penélope —pensaba recostado en la borda de su barco—. Se le debe de haber vuelto blanco el cabello de tanto esperarme.
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Vamos a hacer un alusaurio de papel para nuestra colección de dinosaurios de papiroflexia. mucha paciencia y ánimo.
Etiqueta Alosaurio, animal, dinosaurio, niño, origami, papel, papiroflexia
Era el camino obligado de todas las tardes. En el invierno esas caminatas por el barrio desde la avenida Cabildo hasta su casa eran oscuras además de frías. El sol caía temprano y las altas magnolias, camelias y palmeras de la casa, oscurecían el lugar y lo alargaban sobre las veredas.
Quizás por ello amaba el verano, porque a pesar de la hora podía admirar el frente, aún hermoso, del primer piso de la casa vieja. Más arriba un solitario mirador de techo de pizarra.
El ángel parecía colgado de él.
Según los datos que se conocían en el barrio la construcción de la casa de Delcasse era del año 1883. El frente sobre la calle Cuba tenía el número 1919. Los fondos, siguiendo por Sucre, llegaban hasta Arcos donde un cedro gigantesco extendía sus ramas sobre un antiguo portón de hierro tan simple y oxidado que pasaba inadvertido.
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Y los vicios y las virtudes se pasaban todo el día discutiendo y peleando, sobre todo azuzados por la Ira y la Discordia. Y discutían sobre quien habitaría el cuerpo de los humanos, si los vicios o las virtudes. Y no se ponían de acuerdo porque unos decía que habría mas virtudes que vicios en los humanos y otros que al revés, que sería mayor el número de vicios que estarían en los humanos.
Y como nadie se ponía de acuerdo. La Locura, que estaba loca, tubo una idea que le pareció genial. Y dando brincos en mitad de la reunión dijo:
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