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Jun.2008
Penetró una zorra en un rebaño de corderos, y arrimando a su pecho a un pequeño corderillo, fingió acariciarle.
Llegó un perro de los que cuidaban el rebaño y le preguntó:
-¿Qué estás haciendo?
– Le acaricio y juego con él -contestó con cara de inocencia-.
-¡Pues suéltalo enseguida, si no quieres conocer mis mejores caricias!
Al que no está preparado lo delatan sus actos.
Estudia y aprende con gusto y tendrás éxito en tu vida.
Categoría: Cibercuentos, Fábulas sobre la Responsabilidad