¡TOC TOC TOC! ¡TOC TOC TOC!
-¿Quién es?- preguntó la hormiga negra asomándose por la ventana de su casa.
-¡Soy yo, Pico el cartero! ¡Te traigo una carta que te manda la mariposa azul!
-¿Una carta? ¿Y qué dice? Leéla Pico, por favor, yo no puedo, porque ayer se me rompieron los anteojos .
-Bueno, dice así: «Te invito a mi cumpleaños, hoy a la noche, en mi nueva casa, la hoja del limonero. No faltes.»
-¡Una fiesta! ¡Qué lindo! ¡Alí estaré!- dijo aplaudiendo de alegría la hormiga.
-¡Y yo !- dijo Pico- A mí también me invitó. Cuando termine de entregar las cartas, voy para allá.
-¡Hasta luego!- dijo la hormiga y cerró la ventana.
-¡Hasta luego!- dijo el mosquito y se fue volando.
Cerca de allí vivía la hormiga roja. Pico llegó enseguida y… ¡RINNN RINNN RINNN!
-¿Quién toca el timbre?-preguntó la dueña de casa.
-¡Yo, Pico el cartero! Te traigo una carta que te manda la mariposa azul.
-¿A ver? ¿A ver?- dijo curiosa la hormiga y leyó: «Te invito a mi cumpleaños, hoy a la noche, en mi nueva casa, la hoja del limonero. No faltes.»
-¡Una fiesta en el limonero! ¡Maravilloso! ¡Me cambio y voy! ¡Hasta luego!- dijo feliz.
-¡Hasta luego! ¡Allá nos vemos!- dijo el mosquito y se fue.
Voló un buen rato, hasta que llegó a la casa de la abeja.
No tuvo que golpear, porque ella estaba charlando en la puerta con la chinche verde.
-¡Qué suerte que las encuentro juntas!- dijo Pico- Tomen, aquí tienen las cartas que les envía la mariposa azul.
Las dos al mismo tiempo, leyeron
-«Te invito a mi cumpleaños, hoy a la noche, en mi nueva casa, la hoja del limonero. No faltes.»
-¡Cuánto hace que no íbamos a una fiesta! ¿No es cierto? ¡Qué linda noticia! ¡Vamos a prepararnos! ¡Hasta luego!- dijeron.
-¡Hasta luego!- dijo Pico- Me voy rápido, porque todavía me falta entregar muchas cartas. ¡Nos vemos en la fiesta!
Y Pico partió para la casa del gusano, que quedaba bastante lejos de allí…
Como sabiendo que habría una fiesta, el sol se ocultó ese día más temprano que nunca. La noche llegó y desplegó en el cielo su mantel de terciopelo azul bordado con estrellas. Uno a uno comenzaron a llegar todos. La hoja verde del limonero, en un momento, se llenó de invitados: hormigas negras, hormigas rojas, abejas, mariposa rojas, amarillas, chinches verdes, luciérnagas…
¡Qué hermosa estaba la fiesta! Todos reían, cantaban, comían cosas ricas y bailaban.
De pronto, la mariposa azul preguntó:
-¿Y Pico? ¿No vino Pico?
Buscaron por todos lados y no lo encontraron.
-¿Qué le habrá pasado? ¿Estará enojado?- murmuraron todos.
-¡Nosotras lo vamos a buscar!- dijeron las luciérnagas y salieron volando.
No tuvieron que ir demasiado lejos. Cerca, muy cerca, acostado y durmiendo en otra hoja del limonero, estaba Pico.
Pobrecito… ¡Tanto trabajó repartiendo cartas, que se había quedado dormido!
Con el pétalo de una flor, las luciérnagas armaron una camita y lo llevaron a la fiesta. Trataron de no gritar. La música sonó más suave y se rieron bajito para que Pico pudiera dormir un ratito más.
Cuando se despertó, fresco como una lechuga, empezó a reír, a comer, a bailar y no paró hasta que el primer rayito de sol iluminó la hoja verde del limonero.
De Edith Mabel Russo.
Categoría: Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles