Tres hermanitas caminaban juntas hacia el colegio y para divertirse decidieron nombrar una por una todo lo que por el camino iban viendo.
– El sol! dijo una
– Las nubes! dijo la otra.
– El cielo! dijo la tercera.
– Los pájaros! dijeron juntas.
Entonces,una de las hermanitas dijo:
– Este juego es muy fácil y me estoy comenzando a aburrir.
– Qué les parece si cada una nombra tres objetos que estén relacionados entre si.
– Por ejemplo: pájaro, nido, árbol.
– De acuerdo, contestaron las otras dos hermanitas al unísono.
– Quién va a ser la primera?
– La que llegue primero a aquel árbol.
– Muy bien, contaré hasta tres para indicar la partida. Dijo la hermanita que había inventado el juego.
– Un, dos , tres, partida.
Las tres hermanitas corrieron, pero llegaron al árbol al mismo tiempo.
– Y ahora qué hacemos para decidir cual será la primera?
– La que lance una piedrecita más lejos, será la primera.
Las tres hermanitas buscaron tres piedrecitas del mismo tamaño, y contaron juntas:
– Un, dos, tres, partida…
Y lanzaron las tres piedrecitas lo más lejos que pudieron, pero las piedrecitas chocaron en el aire y se partieron en pequeños pedazos. Una vez más, no pudieron decidir quién sería la primera en nombrar los tres objetos.
Siguieron caminando hacia la escuela y vieron el gran reloj situado en el tope de la iglesia.
– Son casi las 3:00 de la tarde. Ya va a empezar la clase.
– Corramos! Contestó una de las hermanitas.
Las tres hermanas corrieron pués no era la primera vez que llegaban tarde a la escuela por detenerse a jugar y divertirse en el camino.
– Un, dos, tres, la última llevará los libros de las otras dos de regreso a casa esta tarde. Dijo la hermanita que más inventaba juegos de las tres.
Las tres aumentaron la velocidad y corrian riendose por las callecitas empiedradas. En eso
sonaron las tres campanadas del reloj de la iglesia.
– Corran más fuerte hermanitas, que nos meteremos en un problema si no llegamos a tiempo.
Y una vez más, desde la ventana del salón de clases, la maestra vió entrar a las tres unidas hermanitas a través de la gran puerta de madera.
– Una, dos , tres, contó la maestra. Las hermanitas González, siempre llegan corriendo y jugando.
Pero una vez más llegaron juntas a la puerta del salón, y como siempre, cada una llevó sus útiles escolares de regreso a casa.
Fin.
De Theira Añez.
Categoría: Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles