Resulta que Martina, sus papás y su hermano Nahuel habían ido a pasar el día en un club, y volvían cansados y cargados de cosas. Al llegar a la casa, el papá intentó abrir la puerta. Pero buscó la llave en el bolsillo y no estaba. Buscó en todos los bolsillos y no estaba. La buscó en toda su ropa y tampoco. El papá miró a la mamá preocupado, porque parecía que se iba a largar a llover, y no tenían otra llave.
Entonces Martina le dijo:
– Papá, hoy cuando Uds. se habían ido a la cancha de bochas, Nahuel se hizo caca.
– Ahora no me molestes, que estoy buscando la llave, – le dijo el papá, mientras buscaba en un bolso.
Al rato, Martina siguió contando:
– Entonces mamá lo fue a lavar, y yo busqué otro pañal en el bolso.
– Ya sé, Martina – dijo la mamá, – pero no nos distraigas ahora, que estamos buscando la llave para entrar a casa.
La mamá y el papá estaban revisando la bolsa de la comida, los frascos de azúcar y leche en polvo, y los sándwiches que habían sobrado.
Martina siguió:
– Entonces, mamá le puso el pañal limpio y fue a tirar el pañal sucio al tacho de basura.
– Martina callate la boca que estamos ocupados buscando la llave – dijeron la mamá y el papá a la vez. Nahuel lloraba y estaba haciendo bastante frío.
Martina se calló la boca otro rato y al final dijo:
– Como les decía, Nahuel se puso a jugar con la llave que Uds. están buscando.
– ¿Qué? – dijo el papá, que acababa de vaciar en el piso uno de los bolsos.
– ¿Cómo? – dijo la mamá, que terminaba de vaciar la heladera portátil.
– ¿Guuu? – dijo Nahuel, que tomaba su mamadera.
– Qué Nahuel tenía hoy la llave. – dijo Martina.
– ¿No la habrá tirado al pasto? – preguntó el papá.
– ¿No se la habrá comido? – dijo la mamá.
– No, – dijo Martina, escondiéndose bajo la pollera de la mamá porque estaba empezando a llover. – Me parece que se la guardó en el pañal.
El papá y la mamá le sacaron el pañal a Nahuel y… ¡sorpresa!. Allí encontraron… una ramita. Y también… una moneda. Y una…. hojita. Y por último… la llave. ¡Por fin!. con la llave pudieron abrir la puerta.
Los papás estaban muy aliviados de haber podido entrar. Martina estaba orgullosa de haberlos ayudado. Nahuel estaba muy contento de andar sin pañal.
Categoría: Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles